28 de septiembre de 2014

Llueve

No, en serio, que yo ya sé que es necesario que llueva. Por los campos y los pantanos y todo ese rollo... Sí, si yo también veo la tele. Que vale, que está mal visto quejarse cuando llueve, que a todo el mundo le encanta! El olor a lluvia, el color gris de cielo, etc. Rollo anuncio de compresas... Pues bien: señoras, señores, YO ODIO QUE LLUEVA!!

Lo odio! Me pone de mala leche, me cabrea, me enciende, aaaarrrrggg!!! Y el color gris del cielo? En serio?? El color gris del cielo me parece una mierrrdaa!! Y huele a lluvia!? Huele a alcantarilla, coño!

Buf, perdonadme el arrebato. Pero es que de verdad me supera. Porque una cosa es que no tengas que salir de casa, que sea domingo y tengas la nevera llena y decidas quedarte en tu sofá. Entonces vale, que llueva. Pero, y si te levantas un lunes, y lo primero que ves es que llueve? Uy, a mí en ese momento me cambia la cara.

Para empezar, mi caldera está en la terraza. Sí, muy listo el que lo decidió. Y cada vez que llueve pasa lo mismo. No hay manera de que se encienda a la primera. Hacen falta 7 u 8 intentos. Me veo en la terraza, en pijama (llueve, no lo olvidéis) encendiendo y apagando la puta caldera. Y qué pasa? Después de tanto rato escupiendo gas, cuando por fin se enciende suelta un pedo, que cualquier día salimos volando.

Y luego, el dilema: qué te pones? Porque parece que no concibes ir vestida de verano cuando llueve, pero si hace calor... Y entonces coges una chaquetita. Error!! No ves que luego te van a faltar manos? La puta chaqueta no te la vas a poner y en la otra mano va el paraguas, me quieres decir cómo lo haces si, por ejemplo, qué sé yo, por decir algo, te pica la nariz? Pues yo te lo digo: te rascas con la mano con la que sujetas el paraguas, que es la que está más cerca, y te das con el palo en la frente. Sí, a todos nos ha pasado.

Y cuando tienes un hijo, el problema es gordo. Sobre todo cuando llueve! ( jeje era broma, sólo cuando llueve). Porque si coges un paraguas para los dos, la cagas, tu hijo no sabe andar pegadito a ti sin pisarte. Además, en tu afan por taparle a él, tu culo queda fuera del paraguas, y tu bolso y la puta chaquetita. Y acabas chorreando. Y el niño también, porque siempre llega el punto en qué decide que no necesita paraguas y sale corriendo pasando de ti. Y además, cuando te pones histérica "que te vas a mojar!!", te mira con cara de: "mama, sólo es agua, no te flipes, ni que fuera ácido!".

Pero es que si coges un paraguas para cada uno es mucho peor. Porque en esa situación en la que debería mantener una distancia, no hay manera! Pegadito a ti, hasta sacarte un ojo con el paraguas! A ti o a cualquier persona con la que se cruce, que no hay nada más peligroso q un crío suelto con un paraguas.

En fin, que no, que lo odio y que no me convencéis. Que los días que llueve estamos todos más feos. Es un hecho. Y las casas más sucias. Y los bajos de los pantalones. Pero no puedes poner lavadoras. Una verdadera mierda.

Menos mal que hoy es domingo y tengo la nevera llena, que si no...

6 comentarios:

  1. Pues hija, ante tamaño despliegue de argumentos, no se te puede quitar la razón, que la tienes toda jaja.
    Lo de niños y paraguas realmente es incompatible, lo había olvidado y he vuelto a revivirlo.
    Yo hoy en la camita estaba imaginando un día fresquito y soleado, y planeando coger carreteras secundarias a la aventura, a descubrir pueblecillos y comer por ahí, ha sido levantarme y ver el día y me he venido abajo, que pena...
    Besos

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    1. Jejeje estábamos una en casa de la otra!

      Nuestra idea era exactamente esa! Ir por ahí de excursión y comer fuera... Pero en casita se está la mar de bien :)

      Besos!

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  2. :D :D :D ¡Pero si es tan lindo, que llueva! ;D ;D ;D

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  3. Yo también la odio y me pone triste y de mal humor. ¿Habéis probado tu hijo y tú a usar unas capuchas en vez de paraguas?
    Pues imagínate eso mismo que cuentas pero con un perro, al que tienes que sacar sí o sí al menos 3 veces al día, y él no puede llevar paraguas ni capucha (bueno, el mío tiene un impermeable, pero las patas se las moja igual). Y el olor después a perro mojado. Y las huellas de las patitas por toda la casa. Y el barro que traen. Aghhh! ¿Ves como era normal odiar septiembre y la que está por venir?

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    Respuestas
    1. Sé de lo que hablas, he tenido perro :)

      Capuchas? Es una idea...

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