15 de julio de 2015

Mi vestido...

Hoy me he probado un vestido de novia. Lo había visto unas mil veces por internet, pero hoy me lo he probado yo.

Qué sensación más brutal!! Qué les pondrán a esos vestidos? Polvos mágicos? Tú llegas a la tienda muerta de calor, despeinada y agotada de dar vueltas por la ciudad en busca de la maldita calle. Te pones el vestido y oh my god!! Te conviertes en princesa!

Además, es la primera vez en la vida que me pruebo algo y me queda bien a la primera! Lo normal es que no tengan mi talla o la tengan pero me quede grande de aquí, pequeño de allá... Pero ahí estaba mi vestido, justo el que yo buscaba, la talla M, hecha para mí. Lo juro. Ni faltaba ni sobraba nada.

Voy a mirar más, esto hay que hacerlo bien. Y a lo grande, eh? Me he pedido hora en una tienda increíble, para que estén por mí y me hagan la pelota jeje. Así que ya os contaré!

8 de julio de 2015

Qué estrés!!

Me vais a tener que perdonar esta sequía, pero es que llevo una vida de lo más ajetreada. El estrés no me deja vivir.

Empiezo el día levantándome temprano. Más o menos a las once, a veces incluso antes! Me voy a la cama de mi hijo a despertarle con mimos, remoloneamos un rato juntos y nos levantamos a desayunar. Yo, pan de centeno con queso y café, mi hijo, colacao y galletas.

Recojo los cacharros del desayuno sin dilación y los friego. Como está mandao! Y acto seguido nos ponemos el bañador.

Cogemos todo lo necesario: dos toallas, y una llave. Salimos de casa, bajamos nada más y nada menos que tres escalones y ya estamos en la piscina.

Aquí vienen aproximadamente dos horas de risas, juegos, saltos, "no te salgas, mama", "mira lo que hago!", "tírate de bomba!". Muy duro! Os lo podéis imaginar.

Sobre las dos, subimos a casa, nos quitamos el bañador, nos ponemos ropa seca, lo aclaramos, lo tendemos... Buuf...

Juntos, mi hijo y yo, decidimos qué comemos y lo cocinamos. Y después, obviamente, nos lo zampamos. Al terminar, mientras él recoge la mesa, yo friego los platos.

En este punto, como probablemente comprenderéis, una modorra se apodera de nosotros, en el sofá, recién comidos y delante del ventilador y nos vemos obligados a reposar un ratito. Lo justo. Como mucho, mucho, un par de horas, nunca más.

Y, de nuevo, nos ponemos los bañadores, cogemos las toallas y la llave, salimos de casa, bajamos tres escalones y, os lo juro, nos bañamos otra vez!! Pero bien eh? Con las mismas ganas que por la mañana! Con risas y juegos y "mama báñate" y "mama no te salgas" y "mama mira" y "tírate de bomba"... Hasta que llega el hombre de la casa. Bueno, el mayor.

Él llega, acalorao de currar, se da un chapuzón y nos vamos los tres a la ducha. Por turnos, claro. Y nos ponemos guapos y nos vamos a la calle. Damos un paseo, una cañita aquí, unas bravas allá... Un estrés, ya lo veis... Y aún no he terminado.

Llegamos a casa y cenamos los tres. Comentando el día tan ajetreado que hemos tenido todos. Cada uno el suyo. Recogemos, fregamos y nos acomodamos en el sofá.

A las diez y media se acuesta mi hijo. Con sus mimos y abrazos correspondientes.

Más tarde, en cuanto termina lo que sea que hayamos decidido ver en la tele, nos acostamos nosotros. Con los mimos y abrazos correspondientes.

Son días largos y duros... Como veis, no es una vida fácil, la mía. Acabo agotada. No sé de dónde sacar tiempo para escribir!!

Ainsss...

P.D. Sí, el tema boda está todo listo. Todo el mundo está invitado y seguimos amándonos a tope! Acaso hace falta algo más??

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