31 de julio de 2014
Es mi novio!
La libélula
30 de julio de 2014
La araña
29 de julio de 2014
Primos...
28 de julio de 2014
Tableta
_ Mama, tú por qué no haces tableta?
_ Tableta?
_Sí.
_ Qué es eso?
_ Enseñar las tetas!!
_ Ah! Top less?
_ Bueno sí, eso! Por qué?
_ Porque no.
_ Pero por qué no?
_ Porque me da vergüenza.
_ Y tu amiga Montse, hace tableta?
_ No.
_ Y tu amiga Pili?
_ No.
_ Y tu amiga Antonia?
_ No.
_ Y tienes alguna amiga que haga tableta?
_ Qué pesadito que estás con las tabletas, no?
_ Mira esa, mama! Jijijiji
_ Ahá.
_ Y esa! Uala! Qué tetas más grandes! Jijijiji
_ Bueeeno.
_ Ahí hay otra que también hace tableta, mama!! Jijijiji
_ Ya vaaale.
_ Mama, y esa! Jijijiji
_ Ves, por eso no hago tableta!!
_ Por qué?
_ Porque siempre hay alguno babeando con las tabletas!!
_ Yo no babeo!!
_ Vaaaale.
_ Pero yo quiero que tú hagas tableta, mama.
_ Venga, vamos a ir tirando, que mira la hora que es!!
27 de julio de 2014
Operación jaula
Durante la merienda, no dejaron de sorprenderme con sus preguntas.
26 de julio de 2014
He leído tu blog!
Tengo un blog. Yo creo que a mi alrededor, todo el mundo lo sabe. Lo sabe mi novio, lo saben mis padres, lo saben mis amigos. Tambien lo saben los apenas 40 amigos/conocidos que tengo en facebook. Pero siempre he creído que no me leía nadie!!
Bueno, sí me lee gente, pero ninguno de los arriba mencionados. Sólo desconocidos. Desconocidos que ya no lo son tanto, porque a algunos ya llevo tiempo viéndoles por aquí, y yo también les leo, y poco a poco te va pareciendo que les conoces, sólo un poquito, pero lo suficiente para cogerles cariño. Están Ester, Inma y Silvia entre otros, no muchos, pero no me quejo.
Pero el caso es que mi gente pasa de mi blog. Olímpicamente. O eso pensaba yo hasta ayer. Ayer, fue un gran día para mi ego de escritora frustrada. Ayer marcó un hito en la historia de este modesto blog. Ayer, cuando llegué a la plaza en la que habíamos quedado unos cuantos, me recibieron con un sonoro: he visto tu blog!! Y me ha encantado!!
Buah! No supe ni qué cara poner! Ahí estaba Elena, comentándome las entradas que había leído. Y dándome detalles, que se las leyó de verdad, os lo juro! Y yo, con una sonrisa de tonta, sin saber qué decir. Fue un momentazo! Y atención, que resulta que salieron un par más que también me leían!
O sea, que hay gente de mi entorno que me lee. Buff, eso es una responsabilidad enorme... Menos mal que cuento las cosas tal y como son. Sí, sí, que no me invento nada, todo es verdad verdadera, incluído Alfonso. Pero digo yo, y esto va para todos, pero sobre todo para Elena: por qué no me comentáis??!! Con la ilu que me hace! Qué os cuesta? Joo... Aunque sea para decirme que no os ha gustado. Haced el favor...
En fin, le prometí una entrada a Elena, sentí que de verdad le había gustado mi blog y me encantó. Gracias Elena.
Eso sí, el próximo que me diga que ha pasado por aquí sin decir ni hola, cobra!!
23 de julio de 2014
Alfonso
Mi hijo se ha echado un amiguito en la playa. Se llama Alfonso. Es un poco impertinente. Y demasiado curioso. Y un pesado! Y os prometo que nada de eso importaría en condiciones normales. Es decir, si Alfonso fuera un niño. Pero es que el Alfonso de los co... Es un hombre de unos 70 años!! Y me tiene frita...
_ Tienes un hijo increíble, Telma, no lo dejes perder!
_ Ahá... ( No caerá esa breva, que se me pierda el niño en la playa...).
_ Tienes pareja, Telma?
_ Sí. ( Alfonso... No te pases ni un pelo, eh?).
_ Cuando encuentres a un hombre, que sea un hombre de verdad, no un cantamañanas! Me entiendes por donde voy?
_ Ahá. ( Yo no le acabo de decir a este hombre que ya tengo pareja?).
_ Dónde vives, Telma, en qué calle?
_ Jajaja. ( Me estoy riendo por no mandarte a la mierda, Alfonso, que está mi hijo delante...).
_ Oye, que yo tengo vivido mucho mundo y sé hasta dónde puedo llegar!
_ Jajaja. ( Entonces por qué me preguntas dónde vivo, Alfonso?!).
_ Yo he tenido mucha suerte en la vida.
_ Yo también. ( Mira cómo cambia de tema el tío, va a ser verdad que tiene tablas).
_ Tú también?
_ Sí, yo también. ( Lo duda, no te jode?).
_ Yo tengo una casa aquí, otra allá y nunca me ha faltado de nada!
_ ... ( No voy ni a reírme, tío, no vayas a creer que me interesa).
_ Vosotros queréis venir un día a mi casa? Yo tengo huerto y gallinas y os daré tomates y huevos.
_ Nosotros también tenemos huerto y el novio de mi madre tiene gallinas!! ( olé, olé y olé! Mi niño qué salao!).
_ Tu novio?
_ Sí. ( Te lo estoy diciendo, Alfonso...).
_ Bueno, y queréis ir a tomar una caña ahora?
_ Tenemos prisa, Alfonso, otro día! ( tú no pierdas la fe, macho...).
***
_ Mama, yo creo que Alfonso quiere ligar contigo...
_ Yo lo que creo es que a esta playa no venimos más.
Periquitos
15 de julio de 2014
La playa
12 de julio de 2014
Ley seca...
10 de julio de 2014
Un día de verano
Cuando volvéis a abrir los ojos ya son las diez. Y te sorprende que el niño no diga ni mu. Pero claro, pensándolo bien, no es tan raro. Ayer eran las mil y aún daba guerra desde su cama. Mamaaaa, ¿quién ha ganado? ¿Argentina? ¡Mamaaaaa!. Y tú: ¡¡a dormiiiiir!! Este verano va a acabar por volverte loca. Son las diez y te quedarías remoloneando una hora más al menos, pero por un lado, él, que tiene que ir al huerto, y las gallinas tienen que comer, que pobrecitas, que mira qué tarde es, y, por otro lado, el niño, que debería levantarse ya si quieres romper con el sueño este cambiado que arrastra. Así que, ¡arriba! Y haces café, y cariño, ¡levanta! Vida, ¡arriba! Amor, ¡que ya está bien! Y ¿ya vamos a empezar el día cabreados? ¡¡Veeeenga!!
Después de desayunar, el uno que se va al huerto, y el otro que se sienta delante de la tele. Ahora arráncale de ahí para hacer deberes. Pero ¿por qué se empeñarán en la tortura esta de poner deberes para el verano? ¿Qué les has hecho tú? ¿Tan mala madre has sido? ¿No te has peleado con tu hijo suficiente cada puta tarde durante toooodo el curso? ¿El verano también? ¿En serio? Pues sí, en serio. Un libro de vacaciones enterito. Y una libreta que hay que llenar de dictados, resúmenes... ¡Venga ya!
Así que, aunque te cuesta la vida, lo consigues y el niño se pone a hacer deberes, porque ya está bien, porque no puede ser que tengamos que discutir cada día por lo mismo, cariño, porque la mama de pequeña ya hizo todos los deberes que tenía que hacer y porque si no, le hago una nota a la Gemma y le digo que no te da la gana hacer los deberes a ver qué opina... Mama ¡¡noooo!! ¡¡Que me castigará!! Pues, ¡hala! A hacer deberes,¡¡ya!! Vaaleee...
Tú, mientras, pones una lavadora, haces las camas, quitas el polvo, barres, friegas, limpias el baño, la cocina, tiendes la lavadora... ¿Ya estás cariño? Nooo... Pero si sólo eran cuatro páginas... ¡¡Pues no estoy!! Estás flipando, pero te vas a la ducha, no quieres mirar el libro, ver que no ha hecho ni el huevo en dos horas y volverte a cabrear. Que por muy buena que sea la crema antiarrugas del Lidl, no crees que vaya a poder con un ceño fruncido constantemente. Sales de la ducha y te da miedo preguntar... ¿Ya estás? Ahora sí, mama. Pues venga, a la ducha, ¡que nos vamos al súper! ¡Noooo! Al súper, ¡nooo! Al final, nadie te libra de otro cabreo, ¡qué vida esta!
En el súper, tampoco es fácil. Mama quiero esto. Mama, ¿me compras esto? Mama, ¿y esto? Mama, pero ¿por qué no? ¿Y esto? Jo, ¡pues cómprame algo! ¡Lo que sea! ¿Esto? ¿Esto? ¿Esto? ¿Y esto? ¡VALE! ¡Cógelo! No, en realidad no lo quiero... Era para ver qué decías. ¿Lo matas? Mejor no. Compras lo que puedes, te olvidas de la mitad, claro, y os vais para casa ya, porque si no lo estampas. Eso sí, de camino, en el coche, sermón. ¿Pero tú te crees que con ocho años que tienes aún estamos así, que no puedo ir contigo a ningún sitio? Sí, mama. Vale, mama. Tienes razón, mama. Hasta que llegáis a casa. Él, deseando sentarse delante de la tele, tú, deseando que él se siente delante de la tele.
Has decidido que comeréis arroz. Pero, ¿por qué tienes tanta hambre? Ayer cenaste pizza. Eres una gorda. Que no, mama, no estás gorda. Si tienes dudas, por una foto tuya en el ascensor y que la gente opine. ¡Sí hombre! Ya verás como sale que no, mama. Este niño tiene unas ideas... En, fin, que arroz. Odias cocinar, pero os encanta el arroz, y con el caldo especial para paella, nada puede salir mal. Haces un arroz como querrías que lo hiciera tu madre, con pechuga de pollo, sin huesos, que todo lo que haya se coma, sin tener que ir apartando cosas. Y te queda de puta madre, aunque esté mal que tú lo digas. Pero tú hijo también lo dice: ¡qué rico, mama! ¿Hay más? Y ahora sí que estás gorda, pero de orgullo, con lo que a él le cuesta repetir y repite de tu paella con caldo Aneto. ¡Sí!
Después de comer, Verano Azul. Siempre que ponen esa serie la ves. Y en algunos episodios, hasta lloras. Como en el de ayer, en el que le venía la regla a Bea. Madre mía, el momento en el que van todos cogidos de la mano por la playa, "¡Que ni el viento la toque!", ¡la piel de gallina! ¡Te encanta esa serie! Pero esta vez más que nunca, porque esta vez la ves con tu hijo y, a través de sus ojos, aún te gusta más. Hoy, los padres de Desi se divorcian. Nada más y nada menos. Y no veas el drama, claro. Lo gracioso ha sido ver la cara de tu hijo sin entender dónde estaba el problema. Pero mama, anda que no hay padres que se separan, como el papa y tú, los de la Antonia, los del Dídac, el Manel, La Nerea, El Oriol... ¡No es para tanto! Bueno, ahora no es para tanto, pero en esa época no era tan común. ¿Por qué? Pues... Porque estaba mal visto separarse. Ah. Ya no ha dicho nada más, pero tú hubieras pagado por saber lo que le pasaba por esa cabecita, como tantas veces.
Acaba Verano Azul y hay que salir pitando. Dejas al niño en casa de los abuelos y te vas a trabajar. Estas tardes son tranquilas. Trabajas en una mutua de accidentes de trabajo y en verano se ve que la gente no está para accidentarse. Así, pasas una tarde de lo más relajada, encargándote de cuatro papeles y un par de llamadas. Y falta media hora para salir cuando te llama tu hijo: Mamiii... Es que aquí, al lado de casa de los yayos hay fiesta hoy... Y el yayo dice que si me puedo quedar a dormir, que iremos a cenar fuera y que habrá música, por favor, por favor, por favor, por favor... ¿Qué le dices? ¿Que no? ¿Que estás harta de que los abuelos le consientan? ¿De que se acueste a las mil? ¿De que coma mal? ¿De que se acostumbre a que todo el mundo haga lo que él quiere? Vale, vida, quédate. Pero pórtate bien, por favor y ¡no des guerra! Esto último ya ni lo oye, porque está entusiasmado: ¡yayooo ha dicho que síiii! En fin...
Pero tú no te preocupes que no cenarás solita. ¿Ah no? No, amor. ¿Me harás tú la cena? ¡Claro! Entonces igual te beso por aquí... O te acaricio por allá... ¿En silencio? Esta vez, no.
8 de julio de 2014
Te he enviado a spam
Me he llevado un disgusto, en serio. Me encanta ese blog. Habla de temas que me vuelven loca: la iglesia, el aborto, su amada patria, España, lo malcriados que están los jóvenes hoy en día y el libertinaje que prima hoy en la mayoría de las casas. Lo vagos que son todos los que están en la cola del paro, con un iphone, por supuesto... Temas así, que los lees y no sabes si comentar o si denunciarla directamente por gilipollas. El otro día, recomendaba intentar que la primera pareja funcione, porque claro, tener una segunda pareja una vez ya tienes hijos, es un problema. Según ella, las segundas núpcias con hijos de anteriores parejas están condenadas al fracaso. No te jode! Y por qué no recomiendas no tener hijos? Y así estás más tranquila si te sale mal? Ah no, que la planificación familiar es pecado!
Se trata de un blog que me da vergüenza ajena. Pero me llama la atención leerlo, me da hasta morbo ver hasta dónde es capaz de llegar la beata de los cojones. Y os juro que siempre me digo: no le comentes, si sabes que no te lo va a publicar. Pero siempre acabo explotando y diciéndole algo. Además, no me corto eh? el comentario que ha conseguido que "me envíe a spam" ha sido: Estoy a favor del asesinato de fetos! O algo así jajajaja
Esto es sólo un desahogo, no un ataque. Tranquilos, ella no pasa por aquí jamás.
7 de julio de 2014
Bingo!
Para empezar, tuve que luchar conmigo misma y con la idea preconcebida de que ir al bingo es literalemente: tirar el dinero. En serio, me sentí fatal en varios momentos, en qué sentía que estaba gastando sin sentido y la culpabilidad me invadía. Y luego, el miedo. Sí, sí. El miedo a encontrarle el gustillo. Porque yo me conozco, y soy muy crápula. Y sabía que lo mejor que podía pasarme era no cantar ni una sola línea e irme a casa decepcionada y sin ganas de volver jamás. Pero no.
Una de las cosas que llamó mi atención, es que la idea que tenía yo de estos sitios, era de que la gente iba a pasarlo bien. Que estaría lleno de grupos o parejas y de caras sonrientes. Nada más lejos de la realidad. La gente lo que está es... Concentrada. Sí, esa sería la palabra. La gente está seria y concentrada. Y sí que hay algún grupo, pero no hablan casi, claro, sólo miran los cartones. Y gente sola. Sobre todo gente mayor. No veas la decepción al entrar y ver el panorama.
También me sorprendió la de rituales extraños que vi. Por ejemplo, golpear el cartón contra la mesa varias veces seguidas o cambiarse de sitio varias veces entre cartón y cartón. A nuestro lado, había una mujer mayor, sola, que no cantó ni una mísera línea en toda la tarde. En cuanto se fue, que imagino que fue en cuanto se quedó sin pasta, hubo un señor que se avalanzó rápidamente para sentarse en el lugar en que ella estaba. Y al ver que yo le miraba, me dice: es que llevo una mala racha... Todo compungido. Me sentí fatal por haber conseguido que se sintiera obligado a darme explicaciones, que, por otro lado, me encantaron; pretendía acabar con la mala racha sentándose en la silla donde había estado esa señora? Por qué? Pero si a ella le había ido fatal? Sería precisamente por eso? El caso es que no le funcionó.
Otra cosa con la que flipé: Los viejos verdes siguen siendo viejos verdes hasta en el bingo. Y si tienen que pasar de los cartones para mirar babeando, pasan. Quizás pueden hacer las dos cosas a la vez, comprovar los cartones y babear, pero vaya, no acabo de creérmelo.
Y lo barato que está todo en el bingo? Yo pensaba que tomar algo ahí o cenar sería carísimo. Y, qué va! Al contrario. Claro, el tema es que no dejes de jugar sólo porque te entra hambre.
Nosotros cantamos dos líneas y un bingo. Toma! Que cuánto ganamos? Pues nada. Por qué? Porque queríamos más. Pero fue una tarde interesante, me reí un montón. Aunque no creo que vuelva en mucho tiempo... O sí? :)