22 de febrero de 2018

El buen camino

No tengo ni idea de cuál es la fórmula mágica para educar a un niño. En absoluto. Pero hay cosas que tengo claras.

No hay que tener miedo a expresar amor. Es importante que tus hijos no duden de que les adoras.

Todo, y digo TODO lo que les quieras decir se lo puedes y se lo debes decir con respeto.

Es muy importante predicar con el ejemplo. Si no todo se convierte en absurdo.

Hay que poner límites, consensuados, y siempre por su bien, no por tu comodidad.

Y hay que quererles como son. Respetando que no sean como tú querrías.

Con estas premisas hago lo que puedo y cruzo los dedos.

Y así estamos. Con un adolescente que está aprendiendo a gestionar sus emociones, sin demasiado éxito de momento, pero que sabe lo que está bien y lo que está mal, que le queremos y que haremos lo posible por guiarle por el buen camino.

2 comentarios:

  1. Ojalá hubiera fórmula mágica :) Pero amor, respeto y contención combinan muy bien.
    Creo que con los niños, aunque hay que tender hacia los límites consensuados, es importante poner límites muchas veces no consensuados; creo que es parte de lo que hace al niño sentir que verdaderamente está en manos de alguien. Pero eso va cambiando con el tiempo, es otra historia con los niños crecidos y ni se diga con los adolescentes. Con los mayores, creo que si no hay consenso no hay límite o al menos no habría formación de criterio que permita que los límites tengan sentido.
    Suerte con esa gestión de emociones :)

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    Respuestas
    1. Sí, con los adolescentes hay límites que ya vienen dados desde que son niños y límites nuevos que hay que consensuar.

      Gracias!

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