31 de enero de 2015

Cansadita y sin ideas :)

Estoy cansadita. Entre la dieta, que me está matando lentamente, el ejercicio, que también me mata, casi más que la dieta, los exámenes y las suplencias, ha sido un mes cuanto menos cansado.

En unos días empieza el nuevo semestre y lo cojo con ganas, pero un poco acojonada porque he cogido una asignatura más. Yo es que soy muy chula, ya veremos cómo me va...

En cuanto a la dieta, os diré que estoy muy cabreada. Yo no sé quién de ahí arriba se encarga de esto, pero tengo claro que es un hijo de puta machista. Porque si no, de qué está mi chico perdiendo peso como un descosido y yo aquí, con lo que sufro, perdiendo tan poquito?! Eso por qué es?! Pero si come más que yo y ha perdido más del doble!!

Estoy pensando que la única respuesta es que a mí me engorda soñar. Tiene que ser eso. Porque yo sólo como ensaladitas y verdura, pero en cuanto me duermo, en mis sueños me hincho a queso, pizza, pasta, donuts, empanadas...

Y es que estar a dieta no es fácil, qué va. El otro día, estuvimos en el mercat de La Boqueria, en Barcelona, y me pasé toda la mañana salivando. Unos bombones, unos cucuruchos de jamón ibérico y queso, unas pizzas y empanadas de espinacas, pollo, queso de cabra... En ese mercado hasta con la fruta se te hace la boca agua, tan bonita que la ponen... En fin, que lo pasé fatal! Pero eso no fue todo. Después de la tortura de la boquería, se nos ocurre dar un paseo por el supermercado del corte inglés. Joder, más de lo mismo. Qué rico todo, qué horror!




Volvimos a casa cargados de cosas ricas, pero nada para nosotros... La gente que estamos a dieta hacemos eso: nos consolamos viendo comer a los demás. Parece absurdo, eh? Yo también lo pensaba cuando mi padre, que es diabético, empezó a comprar dulces compulsivamente. Ahora le entiendo. Ainsss.

Y el tema del ejercicio? Resulta que un buen día se le ocurre a mi chico decirme: vamos a andar! Y en lugar de la bici, pues fuimos a andar. En buena hora! Resulta que ahora salgo cada día como mínimo una hora. Y si no se puede, bici. Y vosotros diréis: "Una hora? Eso no es nada!". Ah no? Hazlo tú!! Que yo también pensaba que no era nada. Cada vez que leía "se recomienda andar mínimo una hora al día", pensaba que vaya chorrada, andar una hora, que eso y nada era lo mismo... Y una mierda!! Ahora que lo estoy haciendo no me parece ninguna tontería. Una cosa tengo clara, adelgazar no sé si adelgazaré, pero se me va a quedar el culo como una piedra.

En fin, que entre que como poco y ando mucho, acabo el día cansadita. Y no escribo mucho, las cosas como son. Y estoy falta de ideas, que ahí podríais ayudarme, digo yo... A ver si lo tengo que hacer yo todo!!

23 de enero de 2015

Ahora sí

Cuatro exámenes el mismo día. Era como haber retrocedido casi 20 años en el tiempo y estar de nuevo en selectividad. Y encima en sábado!

Llegué con una hora de antelación. Odio llegar tarde, sobre todo en una situación así. A parte, es que no tenía ni idea de si encontraría el sitio y, como soy una experta en perderme, no quise arriesgarme. Por otro lado, sabía que no lo iba a tener fácil para aparcar. De hecho, tuve que dejar el coche en el puto parking de la universidad y me salieron los exámenes por una pasta...

Entré en el edificio de la Rovira i Virgili y recordé mis años mozos. Qué tiempos aquellos en qué entraba en una universidad sabiendo a dónde iba! Esta vez estaba más perdida que un pulpo en un garage! Y rodeada de críos! Porque las universidades están llenas de críos... Emocionados, atolondrados... Algún pureta hay, pero son los menos. Así que ahí estaba yo, sintiéndome la abuela de todos, buscando las aulas del IOC con cara de guiri en la Sagrada Familia (boca abierta incluida).

Encontré el aula que buscaba y, como era pronto, me senté en el pasillo. Repasé por milésima vez si lo llevaba todo. Dni? Sí. Bolis? Sí. Pintan? Sí. Calculadora? Sí. Funciona? Sí. Seguro? Sí. Abrí el libro. Lo cerré. Lo volví a abrir. Lo volví a cerrar. Poco a poco, a mi alrededor se fueron sentando unos cuantos alumnos más y conseguí medio relajarme hablando y bromeando. Hasta que nos hicieron entrar.



En cuanto me dieron el exámen, hice lo que he hecho en todos y cada uno de los exámenes de mi vida, incluidos los de selectividad, el de conducir... Contestar lo más rápido que pude y salir del aula la primera. Lo lógico es tomarte tu tiempo, leerlo todo, contestar primero las que tienes seguras, luego centrarte en las que dudas, repasarlo... Yo no. Yo voy contestando en plan kamikace. Por orden. Todas. Aunque no me las sepa. Aunque tenga que inventármelas. Aunque sea tipo test de los que restan. Y no repaso, porque entonces dudo. Termino y tengo que salir del aula cuanto antes. Ya estoy. Segura? Sí. Has repasado? Sí. Y me voy.

Ya fuera, tuve que esperar a que fueran saliendo los demás. Y luego escucharles comentar lo que habían respondido, con la rabia que da eso! Pero si ya no hay nada que hacer!! Qué necesidad de torturarse así?? Que qué he respondido yo?? Yo qué sé! Pero si no sé ni si he puesto el nombre?? Ainsss.

Dos exámenes por la mañana. Al mediodía, vuelta a casa a comer un arroz buenísimo que me hizo mi amor. Y por la tarde dos exámenes más. Un día completito. Y la noticia del día: FOL (formación y orientación laboral), la asignatura más chunga, la que da más rabia, la que menos me interesaba y más me preocupaba... Podría haberla convalidado!! Y no lo sabía!! Había estado un semestre preparando la asignatura esta de mierda y no hacía falta!! Aaaarrrgggg!!! Pero me presenté igualmente, ya que estaba...

Total, he estado una semana comiéndome la cabeza. Por qué no habré repasado? Por qué no me lo habré tomado con calma? Por qué no me habré informado de las convalidaciones? Por qué me he metido en este lío? Por qué? Por qué?! Por quéeeee?! (Sí, a ratos me ponía intensa).

Hasta hoy. Hoy han salido las notas. Y he aprobado las cuatro!! Y me siento genial!! Y ya tengo ganas de empezar con asignaturas nuevas. Ahora sí que vuelvo a sentirme estudiante. Ahora sí.

19 de enero de 2015

De acuerdo con el Papa

Voy a hablar del tema. No mola. No da risa. Pero nadie dijo que este fuera un blog de humor. Ni siquiera tengo por qué ser políticamente correcta. De eso va la libertad de expresión de la que tanto se habla últimamente, no?

Creo que los de Charlie Hebdo se han pasado. Creo que han sido irreverentes e irrespetuosos. Creo que la libertad de expresión no da derecho al insulto ni a la ofensa. Creo que, aunque probablemente su intención no fuera ofender, era su responsabilidad medir las consecuencias de sus actos, tratándose de un medio público. Creo que la han cagado.

Voy a aclarar, por si acaso, que no estoy justificando la respuesta de los yihadistas. Faltaría más. Estoy en contra del terrorismo y de cualquier tipo de violencia en general. NADA justifica lo que hicieron.

Total que, por una vez y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con el papa: si llamas puta a mi madre, no te sorprenda que yo te parta la cara! Estará bien que lo haga? No. Pero lo haré.

15 de enero de 2015

Dieta, elíptica y perchero nuevo

El lunes empecé la dieta. Que qué dieta? Pues ninguna en especial. Nada de alcohol. Nada de fritos. Ni pan. Ni salsas. Ni dulces. Sólo comida sana y baja en calorías cinco veces al día.

Son sólo cuatro días los que llevo, tres y medio en realidad, y de momento lo llevo bien. Todo lo que como está muy rico. No me quedo en la verdura hervida y la carne a la plancha. Alcachofas al horno, verdura al vapor, pimiento y berenjena  escalivados, espárragos a la plancha, purés... Se puede comer sano y rico. Y más con un cocinero en casa...

El problema es la elíptica. Hago cada día media horita. Empecé el lunes y el martes me dolía hasta el pelo! No estoy para nada en forma. Pero no me rendí; el martes hice bici también, con la idea de que las agujetas se van repitiendo el ejercicio que te las causó... MENTIRA! El miércoles me levanté muchísimo peor!! Pero, eh!, tampoco me rendí! Y cayó otra media hora. Y hoy... Hoy estoy mejor, no os voy a engañar. Pero, al estar mejor, me ha dado por aumentar el nivel de la bici y mañana voy a tener agujetas otra vez... Ainsss.

Y vosotros diréis: "pero para qué usas la bici, mujer? Vaya ganas de sufrir!!". Pues la respuesta es muy sencilla: ya no puedo usarla de perchero. Y, como sois curiosos, que yo lo sé, preguntaréis: "Y eso por qué?". Pues... Porque me han regalado uno!!

Tengo un perchero precioso!! Siempre he querido uno y ya lo tengo!! Bieeeen!!


En fin, ya veremos cuánto tiempo aguanto con la dieta y el ejercicio... Estoy motivada y tengo un objetivo... Pero echo tanto de menos el queso, y la pizza y la pasta y la cerveza y las patatas fritas y... Ainsss.

9 de enero de 2015

Un guitarrista y una mosca gigante

Vale. Voy a contar cuando casi me trago una mosca del tamaño de un camión. Un día para recordar...

Estaba, cómo no, en el restaurante en el que trabaja mi chico. Ya he comentado que es un sitio que me encanta y en el que me paso media vida. A veces, incluso currando yo también.

Esa noche a la hora de las copas había poca gente. Y era una lástima, porque en el escenario estaba José Garrido, un chico que toca la guitarra de puta madre. Escuchándole te quedabas con la boca abierta. (No, no fue así como casi me tragué la mosca, tened paciencia).

El caso, es que al estar el local casi vacío, tuve la suerte de sentarme en primera fila. Justo delante del guitarrista. Genial. Parecía un concierto privado. En mi mesa, justo delante del escenario, sólo Lluís y yo. Él haciendo fotos y vídeos, como siempre. Yo, con una cerveza en la mano y disfrutando de la música más de lo que esperaba.

Y al estar con la boca abierta... Pues me entró sed, claro. Y al tener sed... Pues bebí de mi copa, claro. Y justo en ese momento, en el que la cerveza ya estaba en mi boca, pero aún no la había tragado... Justo en ese momento, la vi! Una mosca de unos 7 kilos estaba flotando en mi copa!! Y yo con la boca llena de cerveza y de... Quizás... Caca de mosca?? Pis de mosca?? Baba de mosca??

A la mosca os la imagináis, no tenía yo cuerpo pa' fotos!


Mi primera intención fue escupir. Pero estando a puntito de hacerlo vi que estaba apuntando al escenario. Y tragué. No sé si por respeto o por vergüenza. O porque José Garrido tiene un ángel de la guardia y estuvo rápido ahí. Ni idea. El caso es que quise morirme. No sé la cara que debí poner, pero mi chico me vio desde la barra y vino rápidamente a preguntarme que qué me había pasado. Sólo acerté a señalarle la copa, descompuesta, ya sin saber si reír o llorar. Fue cuando Lluís, al ver el monstruo me dijo: "Mira, ya tienes anécdota para el blog!".

En fin, en ese momento no le vi la puta gracia, mi fobia a los bichos y el haber estado a punto de tragarme a la madre de todos ellos me lo impidió. Pero hoy,  reconozco que la cosa tiene su gracia. Así que aquí lo tienes, Lluís.

Ni que decir tiene que la noche acabó súper bien. A nuestra mesa se añadieron unos cuantos amigos y el propio guitarrista y acabamos, para variar, cantando y riendo la mar de a gusto. Yo me pedí otra birra y esta vez la tapé con una servilleta para evitar otro susto.

8 de enero de 2015

Anécdotas

A veces, amig@s que me leen me piden que escriba sobre alguna anécdota vivida juntos. Y en ese momento me vienen a la cabeza varias ideas... Pero a la hora de la verdad, no hay manera.

Cuando vas a contar una anécdota te encuentras con varios inconvenientes. El primero es el peor: en estas historias en las que tanto te has reído, casi siempre hay alguien que queda como un idiota. Y para qué os voy a engañar, esa suelo ser yo. Así que entenderéis que se me haga difícil.
Pero es que si la que hizo el ridículo no fui yo, aún es peor! No es plan de herir susceptibilidades...

Luego, están las anécdotas que sólo tienen gracia si las has vivido. Sabéis a lo que me refiero, no? Esas que tú cuentas muerto de risa y la gente te mira con cara de " perdona, pero no sé de qué coño te ríes". De esas hay muchas.

También pasa a veces, sobre todo si la anécdota es muy vieja, que igual no la recuerdas igual que el resto de la gente que estuvo ahí. La memoria es muy traicionera y tiende a poner las cosas a nuestro favor. Así, se dan situaciones como: "Eso no lo dijiste tú! Lo dije yo! Y no era en tu casa, era en la mía!". En fin...

Otro problema sin importancia es que este blog lo lee mi madre. Y yo no sé cuándo llega el punto en el que ya puedes explicarle ciertas cosas a tu madre... De momento, prefiero no.

Total, que el tema es complicado. Pero vamos, que si hay algo que creéis que podría ser el tema de una entrada no dudéis en decírmelo. Pero decidme qué anécdota en concreto queréis que cuente. Yo haré lo que pueda pero no prometo nada...

1 de enero de 2015

1 de enero

1 de enero de 2015. Y aún recuerdo cuando calculaba qué edad tendría en el año 2000. Pasa el tiempo volando.

Tengo 36 años y me he mudado 13 veces. Y esta es mi tercera relación seria. No me caracterizo por ser una persona estable, precisamente. Qué le vamos a hacer? Las cosas han ido así. Mi madre dice que me muevo por impulsos y quizás tenga razón, porque procuro hacer lo que me piden las tripas.

Recuerdo qué me movió a tomar cada una de las decisiones importantes en mi vida. Al menos, cuál fue el punto de inflexión en cada caso. Ese momento en el que te haces consciente de que ya no hay marcha atrás. Y por eso no me arrepiento de ninguna de ellas.

Recuerdo cada mudanza y cada nuevo comienzo. Y cada ruptura. Y cada principio. Recuerdo épocas en las que he sido muy feliz, como a los 25. A esa edad me comía el mundo. Y épocas en las que he sido desgraciada, como a los 30. A esa edad el mundo se me comía a mí.

He vivido con otras cinco personas, compartiendo piso y habitación. He vivido con otras dos. He vivido con una sola compañera y habitación propia. He vivido con un pelele. Y con un tirano. Y sola con mi hijo. En una ciudad enorme como Barcelona y en un pueblo tan pequeñito como Bellveí. En una casa enorme con jardín y en un piso diminuto. Con todas las comodidades y con ninguna. La verdad es que en mi vida no ha faltado casi de ná!

Por eso ahora valoro dónde estoy, lo que soy y lo que tengo. Una vez me tacharon de conformista por decir eso y  me entró la risa. Porque si algo no soy es conformista. Siempre estoy abierta a más y lucho por ello, pero valoro mi vida tal y como es. No estoy aquí por casualidad. Estoy aquí porque así me lo han pedido mis tripas y ellas saben lo que me conviene.

Y soy feliz. Y esta es una felicidad desde la perspectiva que te da la experiencia. Una felicidad que inspira paz. Que hace que me sienta "en casa" esté donde esté, no sé si me explico.

Pero sigo escuchando a mis tripas, eh? Y éstas dicen que en septiembre me caso otra vez. Y esta vez no es broma!! Tenemos fecha y sitio y lista de invitados. Y nos sobra ilusión! Y un par de kilos también jajajaja pero lo solucionaremos!
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