5 de agosto de 2017

Un dia... De parto II

Son las 8.45 de la mañana. Estás sentada en el comedor con tu madre. Tu padre y tu hijo camino al cole. Tu marido regateando (o como se llame). Estás lista. Duchada y con la bolsa preparada. No vamos a contar que acabas de prepararla, se supone que deberías haberlo hecho hace ya  un par de meses... Pero en fin, ya está.

_ Te duele?

_ No.

_ Notas algo?

_ No.

_ Nada?

_ Joder... No sé... De vez en cuando un cosquilleo... Cómo un apretoncillo...

_ De vez en cuando? Qué quiere decir de vez en cuando? Apretoncillo? Ay, Telma, vámonos al hospital...

_ Espeeera

Tu cabeza sigue a mil por hora. Eso no son contracciones, no pueden serlo, casi no duelen. Pero son demasiado a menudo. Qué dijo la comadrona? Hay que esperar a que duelan? O a que sean cada 10 minutos? Las dos cosas o la que ocurra primero? Eran cada 10 o cada 5? Es diferente con las primerizas. Tú no eres primeriza. Pero del primero hace 10 años. Eso vale? O con tanto tiempo se pone el contador de contracciones a cero? Madre mía, madre mía, madre mía. A lo mejor es que con el segundo las contracciones no duelen y estoy de parto y al final lo tengo en casa, o en el taxi, como en las películas. Joder, y el niño en el cole cuando debería estar poniendo agua a hervir y trayendo toallas por si acaso. Te preguntas para qué pondrán siempre agua a hervir? Valdrá con agua de botella? Será que la quieren caliente? Será que...

_ Vida, ya estoy en casa!

_ Hola amor! Vámonos al hospital que me estoy poniendo de los nervios...

Son las 10 de la mañana y estás con tu marido en una habitación bastante acogedora. Pequeña. Con lavabo. Y un aparato de música en el que suena un cd. Es música para parir. Flipa. Las letras hablan de llegar al mundo... Rollo espiritual. Te partes. Bromeas con tu marido sobre unos fulares que cuelgan del techo justo sobre la cama. Esto qué es?

Y ahí llegan ellas. Las contracciones reales. Las buenas. Las que duelen. Las que te parten por dentro. Las de verdad.

Y te retuerces y dejas de respirar y te cagas en su puta madre. Y te sientes taaan ridícula de haber dudado de si esta vez dolería. Recuerdas a la comadrona: "Hay que convertir el dolor en placer, es dolor que trae vida". Hi...ja...de...puuu...taa! A cuatro patas sobre la cama, tratando de respirar, a punto de romper la almohada en pedazos... Y de fondo: "tu hijooo naceraaaa siénteloooo..."

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