27 de julio de 2014

Operación jaula




Había que comprar una jaula para los periquitos. Una en la que cupieran los dos, ya que estaban en una minijaula, que daba pena verlos. No es que en una jaula grande no den pena, ni mucho menos, pero es todo lo que puedo hacer por ellos. Así que, allá fuimos mi hijo, mi sobrino y yo.

_ Dónde compraremos la jaula, mama?

_ Eso, tía Telma, dónde vamos?

_ Dónde mama? Dónde? Dónde? Dónde?

_ En los chiiiinos!! Pesaaao!! Todo me lo tienes que decir 17 veces?

_ Sólo te lo he dicho tres veces,  y por qué no me contestas a la primera? Eh mama? Eh? Eh?

_ Estaba pensaaaando ( sí, últimamente me paso el día hablando alargando así las palabras, como para ganar tiempo para no explotar, creo)

_ Pues a mí de los chinos no me gusta!

_ Y eso desde cuándo?

_ Desde ahora. De los chinos no la quiero.

_ No sabía yo que eras tan pijo.

_ Entonces, a dónde vamos, tía Telma?

_ En serio?

_ En serio qué?

_ A los chiiiiiinos, hoooombre ya!!

Así, que llegamos a la tienda de los chinos, una que es enorme, en la que hay de todo y que está al ladito de mi casa. Pregunto si tienen jaulas y me indican. Os juro que había por lo menos 30 jaulas distintas. Más grandes, más pequeñas, cuadradas, redondas, con tejado, sin él, de diferentes colores... Mola, no? Pues a mi hijo, no le gustó ninguna!! Os lo esperabais? Yo también. Soy su madre, le quiero, claro, pero yo ya sabía que no le iba a gustar ninguna antes de entrar.

_ Y esta?

_ Muy grande, mama.

_ Y esta?

_ Muy redonda.

_ Y esta?

_ Muy fea.

_ Y esta?

_ No

_ Bueno, vámonos.

_ Te has enfadado, mama?

_ No.

_ Seguro, mama?

_ Seguuuuuro.

_ Pues yo te veo enfadada, tía Telma.

Yo no quería mandarlos a la mierda y salir corriendo, dejándolos en la tienda de los chinos para siempre. De verdad que no. En ningún momento se me pasó por la cabeza. Me conformaba con encontrar la jaula lo antes posible y volver a casa, a sentarme delante del ventilador. Así, que me armé de paciencia.

_ No estoy enfadada. Vamos a mirar en otro sitio, pero primero, vamos a merendar.

Creía que con el estómago lleno, los tres veríamos la vida de otra manera. Qué va!
Durante la merienda, no dejaron de sorprenderme con sus preguntas.

_ Cuánto dinero tienes para comprar la jaula? Y las vueltas para quién son?

_ Tía, por qué vivís en casas distintas el padre de David y tú? Tenéis dos casas y a cada uno le gusta una?

_ Mama, si la tía Lorena se casara con el tío Miguel, mi primo sería mi hermano?

_ Tía, si se murieran todos los hombres del mundo y sólo quedara uno?

_ Esa me la sé! Me lo quedaría para mí!

_ Para qué?

_ Vamos a por la jaula, que me tenéis frita...

Después de aproximadamente siete tiendas de chinos más, aún no teníamos jaula. Los niños se habían peleado 37 veces. Pasaban de la risa al llanto de un momento al otro sin parar, y yo ya estaba sacando paciencia de dónde no la tenía. Así que me los llevé a la primera tienda, la de al lado de casa y me armé de valor para decir:

_ Nos quedamos con esta y se acabó.

_ Vale, mama.

_ Vale, tía.

Con lo fácil que era...

_ Y ahora dónde vamos?

_ A casa.

_ Noo!

_ A caaaaasa, hoooombre ya!!

9 comentarios:

  1. Por supuesto que una hostia funciona! Pero no está bien.

    Besos!

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  2. y cuanto más te desquicias tú más insoportables ellos, jajajajajaajaja si hubieras hecho al principio lo que terminaste haciendo al final ¿hubiese sido así de fácil? me da que no, seguro que ellos ya estaban también hartitos de tanta búsqueda. Besines

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  3. He visto reflejada mi filosofía de conducta en "En busca de la jaula deseada". Si nos ponemos "tensos" estamos dando ejemplo a los niños de un comportamiento que debemos evitar. Eso sí, las preguntas son de diez ^_^. Y luego dicen que los niños no se enteran de nada. Los señores que me "putean" cuando presento mi novela de los niños de padres separados y me dicen que el niño de la historia es muy listo, deberían ver más mundo moderno ^_^.

    Sigue dando pena, estoy contigo. Pero mejor ahí que en otra más pequeña.

    Que tengas una semana que comienza llena de cosas bonitas.

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    1. Creo que cuando un niño no lo ha tenido fácil, espabila antes. Ojalá mi hijo hubiera tenido la suerte de mi sobrino, que ha crecido entre algodones, pero a cambio, tiene una perspicacia impropia de su edad.

      Yo procuro no ponerme tensa, pero a veces no me sale jajaja

      Dan pena, sí, pero se supone que a estas alturas si los suelto morirían...

      Te deseo una semana llena de cosas bonitas también :)

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  4. :D :D yo sí creo que la frase del final, hubiera funcionado al principio. Pero los niños se habrían perdido del ejercicio en "hacer elecciones", y sobre todo y los más importante: nos perdemos esta entrada.

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    1. Bueno, no tengo ni idea de si hubiera funcionado, lo que sí sé es por qué no lo dije de buenas a primeras, y es porque la idea era pasar la tarde con la excusa de la jaula.

      Besos!

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  5. Me temo que ese niño se parece mucho a su madre :p

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